Los alimentos procesados tienen una mala reputación: las preocupaciones más comunes son que están llenos de productos químicos o llenos de azúcar. El procesamiento no es más que transformar ingredientes, como verduras, frijoles o carne, de su estado authentic a otra forma: las zanahorias pequeñas y el tofu en bolsas son alimentos procesados, al igual que la pizza congelada. El procesamiento de alimentos puede hacer cosas como mejorar su sabor, hacerlos más asequibles, mejorar su vida útil y minimizar la contaminación, todas claves para garantizar la seguridad y variedad de los alimentos.
Desde barras de granola y cereales para el desayuno hasta gofres congelados, papas fritas o su helado favorito, los alimentos procesados ofrecen una amplia gama de beneficios. En lugar de descartarlos, considere su potencial como alimentos energéticos ricos en nutrientes que brindan sabores satisfactorios y energía mejorada para alimentar su baile.
Adopte un enfoque positivo
Etiquetar los alimentos no procesados como «buenos» y los alimentos procesados como «malos» puede provocar vergüenza y culpa. Pero una dieta compuesta principalmente de alimentos no procesados a menudo no es realista, especialmente para los bailarines ocupados que pueden tener dificultades para encontrar tiempo para comprar y cocinar. Deja de lado la thought de que los alimentos procesados no son saludables y enfócate en la inclusión en lugar de la exclusión. Y recuerda que una comida o un refrigerio (¡o unos cuantos!) nunca mejorarán ni dañarán tu salud o rendimiento; lo que importa son los patrones a largo plazo.
Abraza la practicidad
Los alimentos procesados listos para comer y, a menudo, a precios asequibles ahorran tiempo y dinero, dos grandes beneficios para los bailarines. Algunos alimentos procesados, como las verduras congeladas, son una forma conveniente de aumentar la ingesta de fibra y micronutrientes vitales. Agregar frutas secas, barras de granola y galletas saladas envasadas a su bolsa de baile asegurará que tenga fuentes de energía rápida para las clases y los ensayos.
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Es fácil quedar atrapado en los números, pero el seguimiento de calorías y gramos ofrece una imagen incompleta. Los datos nutricionales nunca deben ser la única razón detrás de sus elecciones de alimentos: los hábitos y patrones generales son mejores indicadores de salud, y las preferencias personales también deben desempeñar un papel en sus decisiones a la hora de comer. Si tiende a seguir reglas alimentarias restrictivas, considere trabajar hacia un enfoque más intuitivo con la ayuda de un nutricionista dietista registrado.
Lectura de las etiquetas de información nutricional
Interpretar la información nutricional es clave para tomar decisiones saludables. Considere estos consejos para su próximo viaje por el pasillo de alimentos envasados:
1 Mira los ingredientes. Dado que los ingredientes se enumeran en orden de abundancia, busque opciones con fuentes de alimentos integrales enumeradas desde el principio. Los ejemplos incluyen frutos secos, avena, cereales integrales, semillas y frutos secos.
2 ¡No temas los ingredientes que no puedes pronunciar! Incluso los ingredientes más simples pueden sonar como un examen de química. Por ejemplo, el cloruro de sodio es solo otro nombre para la sal.
3 Ten en cuenta los azúcares añadidos. Prioriza los de fuentes naturales, ya que las alternativas sin azúcar pueden causar malestar estomacal.
4 No utilice los tamaños de las porciones como umbral máximo. Estos están diseñados con fines comparativos (ejemplo: el alimento X tiene más nutrientes que el alimento Y) y no están destinados a dictar la cantidad de un alimento que «debe» comer.
5 No temas al sodio, especialmente en días muy calurosos cuando la reposición de electrolitos es una prioridad (a menos que esté en riesgo de hipertensión).