El COVID-19 prolongado, también conocido como síndrome post-COVID, involucra una amplia gama de problemas de salud que ocurren muchas semanas, meses y años después de recuperarse de la infección por COVID-19. A veces, los síntomas del COVID-19 prolongado pueden incluir dificultades cognitivas.
Se ha utilizado la «niebla mental» para describir algunos de estos síntomas. Si bien la «niebla mental» no es una afección médica, es un término que se usa para ciertos síntomas que pueden afectar la capacidad de pensar.
Billie Schultz, MD, experta en medicina física y rehabilitación de Mayo Clinic, analiza lo que se puede hacer para ayudar a los pacientes que experimentan «niebla mental».
La pérdida de memoria a corto plazo, la confusión y la dificultad para concentrarse son todas las cosas que pueden experimentar las personas que sufren de «niebla mental» después de recuperarse de la infección por COVID-19.
«‘Brain fog’ es solo una especie de sensación de que estás tratando de hacer algo y requiere más esfuerzo. Es más difícil de hacer. No sientes que estás captando todos esos detalles, casi como si estás conduciendo a través de la niebla», cube el Dr. Schultz.
Si bien no existe un tratamiento único que pueda curar estas dificultades cognitivas, algunas estrategias de rehabilitación pueden volver a entrenar el cerebro para trabajar en las áreas que son más difíciles.
«Por lo basic, significa ir a trabajar con un terapeuta inicialmente una o dos veces en el transcurso de un mes. Y hacer la tarea. ‘Quiero que intentes utilizar estas estrategias en tu vida cotidiana’. Porque, en última instancia, eso es lo que resolve si están funcionando».
El Dr. Schultz enfatiza que las personas deben abordar cualquier síntoma cognitivo que afecte su vida cotidiana, independientemente de si esos síntomas están relacionados con el COVID-19 prolongado.
«Lo más importante que puede hacer como paciente es compartir honestamente con sus proveedores lo que está experimentando», cube el Dr. Schultz.
Otros signos y síntomas del síndrome post-COVID incluyen:
- Coágulos de sangre y problemas de los vasos sanguíneos
- Dolor de pecho
- Tos
- Depresión o ansiedad
- Mareos cuando te pones de pie
- Latidos cardíacos rápidos o fuertes
- Fatiga
- Fiebre
- Dolor en las articulaciones
- Pérdida del olfato o del gusto
- Problemas de memoria, concentración o sueño.
- Dolor muscular o dolor de cabeza
- Daño a los órganos, como daño a los pulmones, el corazón, los riñones y el cerebro.
- Falta de aire o dificultad para respirar
- Empeoramiento de los síntomas después de actividades físicas o mentales.
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